Razas

Otra de las posibles estrategias se han valido para lograr que los hombres no nos entendamos y peleemos entre nosotros, son la diversidad de razas que existen en la humanidad.

Las diferentes razas humanas han ido apareciendo en la superficie del planeta a lo largo de millones de años. Antes de entrar en el tema, tendremos que admitir, de nuevo, que el hecho de que haya diversas razas humanas tiene explicaciones naturales perfectamente lógicas. Las diferencias raciales nos hacen ver con toda claridad es la pluralidad de sus orígenes. Las «primeras parejas» aparecieron en épocas diferentes y en lugares diferentes del planeta.

Cuando digo que las razas aparecen en la Tierra tras un proceso natural, me refiero a una evolución natural de otras especies no inteligentes. Sin embargo creo que las claras diferencias entre unas razas y otras, se deben no sólo a factores naturales sino también a la intervención de diversos «seres superiores», con mayores o menores poderes y con diversos propósitos en mente. Les ruego que reflexionen sobre este hecho paralelo del que no tenemos la más mínima duda.

Considere el lector la diferencia que hay entre un perro mastín o un alano (con una envergadura de casi un metro), y un chihuahua. Todos son perros y teóricamente podríamos lograr la fecundación de una hembra de mastín por un macho chihuahua (si alguien hubiese tan ingenioso que lograse semejante «misión imposible»). Pues bien, ¿quién ha hecho tamañas diversidades de perros, que tienen un origen genéricamente común? Lo ha hecho un dios: el dios de los perros. Y ¿quién es el dios de los perros? El dios de los perros se llama hombre. Los hombres, a lo largo de los siglos, hemos intervenido en la formación de sus razas de acuerdo a nuestros gustos o a nuestras necesidades. Hemos logrado perros para los diversos tipos de caza, perros para defender la casa, perros para carreras, perros para conducir a las ovejas, perros de pata muy corta y muy mal genio (la familia de los salchichas) para que se meta en las huras y saque a los tejones y zorros, y hasta perros para que nos hagan compañía subidos en un cojín y ocupando poco sitio.

Los perros no se dan cuenta de esto; pero lo malo es que los hombres tampoco se dan cuenta de que a ellos también los han manipulado de muchas maneras. Volviendo a las diferencias entre los humanos, otro hecho que llama la atención, es el ver cómo las diversas razas se circunscriben tan perfectamente a los continentes. África es el continente de los negros; América (que lejos de ser el Nuevo Mundo, es el lugar donde se han encontrado los más viejos restos humanos, con mucho) es el continente de los hombres de piel cobriza, que aunque tengan bastantes diferencias, sin embargo tienen mucho en común; en la mayor parte de Asia, el rasgo común son los ojos oblicuos y finos, en la India nos encontramos con un color de piel y una fisonomía características. 

Además podríamos señalar una o dos razas mediterráneas; y por último, los rubios: un pueblo sin prehistoria, que desde las brumas del norte de Europa, irrumpió violentamente en la historia hace muy poco tiempo, y que en la actualidad, hablando de una manera general, son los que dominan el mundo.

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