a) Tranquilidad:
Es frecuente que ante un enfermo repentino o un accidente «se pierdan los nervios» y que como consecuencia, movidos por la prisa, se den actitudes bien intencionadas pero incorrectas.
a) Tranquilidad:
Es frecuente que ante un enfermo repentino o un accidente «se pierdan los nervios» y que como consecuencia, movidos por la prisa, se den actitudes bien intencionadas pero incorrectas.
• Responsabilidad.
• Madurez y estabilidad emocional: el socorrista debe conocer sus limitaciones, y capacidad individual para tomar decisiones en el momento de actuar.
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